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jueves, 29 de diciembre de 2016
Hora Jaén:La Cámara sepulcral de Toya acoge la recreación de un entierro de un príncipe ibero
El vicepresidente segundo y diputado de Promoción y Turismo, Manuel Fernández, ha asistido junto a la alcaldesa de Peal de Becerro, Ana Dolores Rubia, a una visita teatralizada a la Cámara Sepulcral de Toya, en la que se ha recreado el entierro de un príncipe íbero. Esta actividad, desarrollada entre el centro de visitantes y la propia cámara, se enmarca en el programa “Escápate al Tiempo de los Íberos”, organizado por la Diputación y la Junta de Andalucía. “Se trata de mostrar nuestro patrimonio íbero en su mejor versión, a través de una representación teatral en la que un grupo de actores y actrices representan la vida de los íberos en la necrópolis”, ha manifestado en una nota la alcaldesa, Ana Dolores Rubia, que asistió a esta actividad junto al vicepresidente segundo y diputado de Promoción y Turismo, Manuel Fernández. En esta línea, ha recordado que el pasado mes de octubre se llevó a cabo “La noche de los candiles”, con éxito de público.
La actividad enmarcada en este producto turístico consistió en una visita nocturna al centro de interpretación de las tumbas principescas de Toya y de Hornos, en Peal de Becerro, con la ayuda de la luz de candiles y velas que se distribuyeron por este espacio. La visita a las tumbas principescas de Toya y Hornos también está incluida en la iniciativa bautizada como Gypi, un bono turístico cultural lanzado por la Asociación de Desarrollo Rural de la Sierra de Cazorla que oferta de forma conjunta y estructurada los diferentes centros de interpretación y museos, con una bonificación en el precio de adquisición de más del 35 por ciento. La necrópolis de Toya es una de las construcciones más singulares de la cultura ibera en la Península Ibérica. Destaca por su perfecto estado de conservación, pero también por el monumento considerado por muchos arqueólogos como la primera gran obra arquitectónica proyectada de la Península Ibérica. Se trata de una cámara sepulcral subterránea construida con grandes piedras labradas en el lugar. Su descubrimiento data de comienzos del siglo XX. Se construyó en la cima de un cerro, a unos pocos kilómetros del pueblo. El interior es un recinto de tres naves, las laterales a su vez divididas en dos, hecho de sillares labrados para que encajaran perfectamente unos sobre otros. El techo se cerró también con losas de piedra.