Una dotación del servicio de bomberos de Linares, que accedió al nido, y colectivos medioambientales procedieron al anillamiento de las crías de cigüeñas blancas, que tienen su casa en la torre de la iglesia del templo parroquial San Miguel Arcángel, de Vilches. En el pueblo condatense, siempre identificado con sus aves, la ceremonia se convirtió en un acontecimiento, por lo que niños y mayores hicieron acto de presencia para asistir al ritual de la puesta de largo de las cigüeñas.
Los técnicos explicaron a las personas congregadas que a las crías les faltaban pocos días para emprender el vuelo, que la vida de una madre adulta ronda los 34 años y que, en contra de la creencia popular, estas cigüeñas no se van a África, sino que permanecen cerca del lugar en las proximidades de los pantanos y vertederos. A los agricultores y ganaderos les aconsejaron no dejar abandonadas las cuerdas de plástico usadas para la alpaca, porque producen ataduras que estrangulan el riego sanguíneo de las cigüeñas.
El anillamiento de pollos de cigüeña permite profundizar en el conocimiento de las rutas migratorias de estas aves y los movimientos de dispersión que realizan los jóvenes dentro de la Península.
