Lo que hoy es Alcalá la Real estuvo durante más de seiscientos años,
entre principios del siglo VIII y 1341, en poder musulmán. Aún quedan
vestigios de aquella época. Uno es la maqbara, el cementerio
hispanoárabe. Ahora, con la excavación en el antiguo convento de la
Trinidad, se pondrá en valor.
La maqbara, según el edil de Urbanismo y Patrimonio, Juan Ángel Pérez
—actualmente alcalde accidental—, está perfectamente localizada, en el
lateral situado frente a la placeta de Carmen Juan Lovera, al final de
la calle Real. Pérez indica que, hace unos años, de las manos de Carlos
Borrás ya se hicieron labores arqueológicas en el lugar.
La maqbara de la ciudad, llamada durante parte de la época andalusí Qal’at Banu Said (Alcalá de Benzayde), se ubicaba extramuros de la Fortaleza de la Mota. El interés, como manifiesta el responsable municipal, es conocer los ritos funerarios de los andalusíes. En principio no se esperan hallazgos de objetos de valor, porque los cadáveres se enterraban sin ajuares. Las austeras sepulturas se orientaban en dirección hacia La Meca.