Del llamado 'Maestro de Alcaraz' ha quedado su obra, que
cinco siglos después sigue maravillando a quien la mira, y que en su
momento fue toda una revolución, ya que consiguió hacer de la
estereotomía (el arte de cortar la piedra) una herramienta para innovar y
reinterpretar el clasicismo. «Su obra es el máximo exponente de las
posibilidades que ofrecía la cantería tradicional para reinterpretar la
arquitectura renacentista, complementando al renacimiento italiano con
influencias islámicas particulares y la utilización sistemática de la
cantería», según reza en el informe. De ahí que su trabajo fuera tantas
veces imitado en Hispanoamérica.
Por el contrario, de su vida personal, poco ha
trascendido. Se sabe que el 16 de abril de 1575 dictó su testamento en
la casa donde residía en el barrio de San Ildefonso. Había nacido en
1505 en Alcaraz (Albacete) y hay investigadores que defienden su
ascendencia flamenca y holandesa, de forma que su apellido Valdelvira
derivaría de 'van der'. Se cree que su padre debió de ser un extranjero
que llegó a España atraído por la gran demanda de oficiales en artes que
había en aquella época. Sobre su madre, por los documentos hallados, se
sabe que sí era española.
El primer trabajo de Vandelvira, del que se haya tenido
constancia, fue cortando losas en Alcaraz en 1523. Tres años más tarde
trabajó en las obras del convento de San Francisco de su localidad natal
y en 1527 consiguió el título de maestro de la cantería. Entre 1529 y
1530 entró a trabajar a las órdenes del maestro Francisco de Luna en
Cuenca. De Luna se convertiría en un personaje clave en su vida. Lo
introdujo en el ámbito de la influyente orden militar de los Caballeros
de Santiago, la misma que contaba entre sus filas con Francisco de los
Cobos, secretario del emperador Carlos V.
Andrés de Vandelvira acabó casándose con la hija de su
maestro, Luisa Luna, en Villacarrillo y con ella tuvo ocho hijos:
Francisco, que murió a los 33 años; Alonso, que siguió la profesión de
su padre; Catalina; Pedro, que fue capellán en Villacarrillo; Juan, que
también siguió la profesión paterna; Cristóbal, que ingresó en una orden
religiosa; Bernardino, que fue alguacil mayor del Condado de
Santisteban y alferez mayor de Castellar; y María, que falleció siendo
muy pequeña.