En esa constelación de artistas “tan absolutamente fecunda del arte español del siglo XVII” formada por Velázquez, Ribera, Murillo y Zurbarán, orbitaba una estrella con origen en Jaén y que, hasta el momento, no se le ha hecho “justicia”: Sebastián Martínez Domedel (1615-1667). La Catedral de Jaén acoge, hasta el próximo 13 de marzo, Sebastianus. Pintor de Jaén, una exposición que recupera la figura de este pintor barroco como “uno de los grandes artistas españoles del siglo XVII”. Y lo hace a través de sus obras más significativas custodiadas en el monumento de Vandelvira y las de sus coetáneos Ribera, Juan de Sevilla y Antonio del Castillo, su maestro, que sitúan el legado del jiennense en su contexto.
Cuando se cumple el cuarto centenario del nacimiento de este insigne artista, esta exposición ve “por fin” la luz, ya que sus organizadores, el Cabildo Catedralicio y la Fundación Caja Rural de Jaén —con la colaboración de la Diputación, a través del Instituto de Estudios Giennenses, y la Universidad de Jaén—, comenzaron a trabajar en ella hace ya cuatro años, cuando comenzó la restauración de los Cuatro Evangelistas de la Capilla de los Dolores del autor. Estos se pueden ver en la Sala Capitular y la Sacristía junto con otras muy representativas como el San Sebastián y la puerta del Santo Rostro. Las acompañan tres que pertenecen a algunos de sus coetáneos, entre los que figuran Ribera, Juan de Sevilla o su maestro Antonio del Castillo, con el objetivo de apreciar las relaciones de influencia y el valor en el contexto histórico y de su momento del jiennense, para el que fue fundamental su formación en Córdoba y Madrid. A estas se unirá, en las próximas semanas, una Inmaculada que se conservaba en el Seminario, tal y como detalló el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, uno de los grandes “descubrimientos” de este proyecto, ya que no estaba reconocida su autoría hasta ahora, en pleno proceso de restauración.
En la muestra, tal y como detalló el catedrático de Historia del Arte Pedro Galera, están presentes dos etapas, desde la primera con un carácter “más dibujístico” y de “línea más firme” hasta una pintura que “se va deshaciendo, más inconcreta” en la que “el dibujo se diluye” y aparece “más riqueza” de tono. “Lo que le da un halo más moderno y que se aproxima al concepto velazqueño, de la pintura mejor de la segunda mitad del XVII, era esa pintura neblada, diluida”, destacó el experto. Esta exposición irá acompañada de un catálogo editado por el IEG con la participación de expertos de las universidades de Jaén y Alcalá de Henares y del propio instituto, para que ayuden a extender el conocimiento “sobre uno de los grandes pintores del Barroco”, tal y como detalló el diputado José Castro. Un artista al que esta exposición ahora “hace justicia”, tal y como defendió el deán.
