Colonias de flamencos dejan espectaculares imágenes en el olivar jiennense. Se les puede ver en lagunas, humedades y hasta en grandes balsas de riego, donde paran en busca de alimento. Solo hay que preguntar a los agricultores para descubrir que cada vez resulta más habitual verlos en la provincia. No obstante, sus apariciones siempre están ligadas a zonas en las que existen grandes acumulaciones de agua. Su colorido y sus dimensiones —de hasta 1,5 metros— hacen que sea un ave acuática realmente espectacular. Doñana y Fuente de Piedra —donde se asienta su principal colonia de cría en España— son su hábitat más común, pero son animales que pueden volar hasta 200 kilómetros en grupo en busca de alimentos. Uno de los lugares en los que se ven con facilidad en la provincia es Laguna Honda, en el término municipal de Alcaudete. Sin embargo, se pueden hallar en cualquier otro lugar. Si hay agua, será mucho más fácil. Precisamente, la imagen de flamencos en el “mar de olivos” aporta importantes valores, ya que es un animal que se asocia con naturaleza, sostenibilidad y un medio ambiente protegido. Por eso, verlos en el bosque olivarero que cuidan más de cien mil jiennenses da una idea de la labor que realizan en favor de la naturaleza, que está ligada a algunos incentivos que vienen desde la Unión Europea, como es el 30% de la ayuda en concepto de “Pago Verde”.
El flamenco común se incluye en el Libro Rojo de las aves de España como “Casi amenazado” y aparece en la categoría “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. La salud ambiental de la provincia hace que sea común verlos, pero la falta de precipitaciones puede acelerar su marcha en busca de otras zonas con más agua.
