La ciudad de Jaén siempre ha estado muy relacionada con el esoterismo. Los judíos son, entre otros, los que durante siglos buscaron el nombre de Dios, es decir: el conocimiento perfecto que solo encontró Salomón y que dejó escrito en su anillo y en la mítica Mesa de Salomón, tablero o espejo que, como dice Juan Eslava Galán, se encuentra oculta en Jaén, en el Santuario de la Diosa Madre que se identifica con la actual solar de la Catedral. Esa sabiduría daba, además, riqueza y todos aquellos que en Jaén estuvieron relacionados con este Santuario mítico tuvieron fortunas ingentes que sus solos medios no podían explicar. Como Salomón, que construye un gran templo lleno de riquezas que trae -además de expertos que lo construyen-, de muchos lugares del mundo conocido. Entre otros de Tartesos, el legendario reino nativo del sur peninsular y estirpe de los pueblos íberos que dominaron ésta tierra.
Fuente:Wikipedia
Fuente:Wikipedia