Viento en popa a toda vela y con el convencimiento —si nada lo impide— de que los trabajos de la primera fase del proyecto de rehabilitación —que se centra en la consolidación del edificio principal— estarán finalizados en el mes de octubre. Sobre las termas de Jabalcuz pesan décadas de triste e inmisericorde abandono. Pero, aun siendo esclarecedoras, las fechas se quedan cortas para describir la magnitud real de la decadencia a la que han sido sometidas por la confluencia del paso del tiempo, la falta de mantenimiento y el vandalismo.
Mientras avanza la intervención que la Delegación de Medio Ambiente decidió liderar a principios de año en este paraje con el fin de dignificarlo y ponerlo en valor, de la decadencia extrema en la que se encontraban las termas hablan las seiscientas toneladas de escombros que se han extraído de su interior. Pero también los seiscientos puntales que los albañiles que trabajan en el lugar han tenido que colocar dentro, fuera y hasta en cada ventana y cada puerta para que el edificio no ceda y se desmorone definitivamente este Bien de Interés Cultural (BIC) que, en un pasado no muy lejano —entre los siglos XVII y XIX—, fue lugar de peregrinación de cientos de personas por las aguas calientes que brotaban de los manantiales termales de origen kárstico que hay en Jabalcuz.
Desnuda de la maleza que la rodeaba hasta hace escasos meses, tras el apuntalamiento de la primera planta del edificio principal, los albañiles trabajan en el desescombro de la segunda planta. Y, según indicó a este periódico, el delegado de Agricultura y Medio Ambiente, Sebastián Quirós: “Ahora se van a fortalecer los muros de contención para empezar con el forjado del tejado”. Con esto culminará la primera fase de unas obras que —destacó— se están desarrollando “conforme a los plazos previstos” y que, en esta primera etapa, cuenta con una inversión de 495.000 euros sobre los 780.000 en los que está cifrado el conjunto de un proyecto que financia el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader).
Los trabajos de apuntalamiento y desescombro son —como señaló Quirós— una fase especialmente compleja en la que los operarios que están empleados en ella están mostrando especial cuidado para proteger el ladrillo viejo y las antiguas baldosas que hacían de este edificio un lugar único.
El proyecto que la Junta de Andalucía acomete en este Sitio Histórico se centra, principalmente, en la consolidación y conservación del edificio existente con el fin de frenar el constante deterioro de la construcción y consolidar su estructura. Además, se persigue la limpieza y el acondicionamiento del entorno del antiguo balneario para la creación de un sendero que dé acceso al manantial, así como el tratamiento de la explanada que hay a la entrada.
