Desde el pasado 3 de diciembre, y tras la friolera de 26 años de espera, el casco antiguo de Begíjar es considerado ‘Conjunto Histórico’, pasando a formar parte del Catálogo de Patrimonio Andaluz como Bien de Interés Cultural.
Ha tenido que pasar algo más de un cuarto de siglo para que, por fin, se reconozca el valor patrimonial de edificios de tanta relevancia como el torreón visigodo del siglo XI y el Palacio Episcopal, de estilo Renacentista. Lamentablemente, por el camino se ha perdido el cincuenta por ciento del patrimonio histórico local.
El responsable de que el cincuenta por ciento restante continúe, a día de hoy, en pie, es Santiago Vargas. Natural de Begíjar, lleva luchando prácticamente una vida (desde los 9 años) por la permanencia, conservación y difusión del patrimonio de su localidad. De hecho, desinteresadamente, decidió empeñar su futuro comprando hace décadas el torreón, el Palacio Episcopal y la casa de la escritora y poetisa, Patrocinio de Biedma. Para ello, no tuvo más opción que arrastrar una hipoteca que, como ha expresado el propio Santiago Vargas, “he ido rehipotecando decenas de veces por el simple hecho de que no los derriben”. “Es la única manera y alternativa viable que bajo mi punto de vista y, a pesar de mi juventud, pude concretar”, afirma.
Durante todo este tiempo, Santiago no ha contado con el apoyo de ninguna administración pública. De hecho, denuncia que la ayuda de todas las administraciones, “por activa y por pasiva, siempre ha sido cero”. Pero esto no ha supuesto un freno a las aspiraciones de Santiago de conservar los retazos todavía vivos de la historia de su pueblo. Así, en el año 2006, creó un Museo de Artes y Costumbres Populares de Begíjar en el Palacio Episcopal, únicamente respaldado por la Asociación Proyecto Cultura Joven y sufragado por él. De igual manera, Vargas es el principal artífice de la creación de un Museo Monográfico sobre la poetisa, natural de Begíjar, Patrocinio de Biedma. Su objetivo no es otro que realzar “la relación de la autora con la defensa de la infancia y su activismo como primera feminista de Jaén y una de las primeras en Andalucía”. En este último año, ha solicitado una subvención, por segunda vez, a la Asociación para el Desarrollo de La Loma y Las Villas, ADLAS, para la creación de un Centro de Interpretación en el torreón del siglo XI con tres salas dedicadas a Arqueológica, Histórica y el Centro de interpretación del Castillo de Begíjar. En cualquier caso, la respuesta ha sido negativa.
Pero, para donde a otros se les cierran puertas, a Santiago se le abren ventanas. Y es que, el tesón y la perseverancia de este hombre, convertido, hoy en día, en concejal de Cultura de Begíjar, han obtenido su merecida recompensa con la esperada catalogación. Precisamente, han sido esa tenacidad y su amor por su pueblo lo que ha llevado a ejercer un cargo público. En su mente: el llegar a “una determinación justa y que, por lo que he luchado, siga manteniéndose en el tiempo”.
UN EXPEDIENTE DE HACE 26 AÑOS
Ha tenido que pasar algo más de un cuarto de siglo para que, por fin, se reconozca el valor patrimonial de edificios de tanta relevancia como el torreón visigodo del siglo XI y el Palacio Episcopal, de estilo Renacentista. Lamentablemente, por el camino se ha perdido el cincuenta por ciento del patrimonio histórico local.
El responsable de que el cincuenta por ciento restante continúe, a día de hoy, en pie, es Santiago Vargas. Natural de Begíjar, lleva luchando prácticamente una vida (desde los 9 años) por la permanencia, conservación y difusión del patrimonio de su localidad. De hecho, desinteresadamente, decidió empeñar su futuro comprando hace décadas el torreón, el Palacio Episcopal y la casa de la escritora y poetisa, Patrocinio de Biedma. Para ello, no tuvo más opción que arrastrar una hipoteca que, como ha expresado el propio Santiago Vargas, “he ido rehipotecando decenas de veces por el simple hecho de que no los derriben”. “Es la única manera y alternativa viable que bajo mi punto de vista y, a pesar de mi juventud, pude concretar”, afirma.
Durante todo este tiempo, Santiago no ha contado con el apoyo de ninguna administración pública. De hecho, denuncia que la ayuda de todas las administraciones, “por activa y por pasiva, siempre ha sido cero”. Pero esto no ha supuesto un freno a las aspiraciones de Santiago de conservar los retazos todavía vivos de la historia de su pueblo. Así, en el año 2006, creó un Museo de Artes y Costumbres Populares de Begíjar en el Palacio Episcopal, únicamente respaldado por la Asociación Proyecto Cultura Joven y sufragado por él. De igual manera, Vargas es el principal artífice de la creación de un Museo Monográfico sobre la poetisa, natural de Begíjar, Patrocinio de Biedma. Su objetivo no es otro que realzar “la relación de la autora con la defensa de la infancia y su activismo como primera feminista de Jaén y una de las primeras en Andalucía”. En este último año, ha solicitado una subvención, por segunda vez, a la Asociación para el Desarrollo de La Loma y Las Villas, ADLAS, para la creación de un Centro de Interpretación en el torreón del siglo XI con tres salas dedicadas a Arqueológica, Histórica y el Centro de interpretación del Castillo de Begíjar. En cualquier caso, la respuesta ha sido negativa.
Pero, para donde a otros se les cierran puertas, a Santiago se le abren ventanas. Y es que, el tesón y la perseverancia de este hombre, convertido, hoy en día, en concejal de Cultura de Begíjar, han obtenido su merecida recompensa con la esperada catalogación. Precisamente, han sido esa tenacidad y su amor por su pueblo lo que ha llevado a ejercer un cargo público. En su mente: el llegar a “una determinación justa y que, por lo que he luchado, siga manteniéndose en el tiempo”.
UN EXPEDIENTE DE HACE 26 AÑOS
Hay que retroceder a 1985 para encontrar el origen del procedimiento de inscripción del sector delimitado de Begíjar en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Conjunto Histórico.
La iniciativa inicial tuvo lugar bajo el abrigo del Partido Comunista. Entonces, se delimitó el sector que sería incluido en la declaración, incluyendo el torreón y el Palacio Episcopal. Tiempo después, el procedimiento se vio paralizado pero, lo que es peor, no se respetó el patrimonio de la localidad, pese a que los Ayuntamientos de los municipios competentes tienen el deber de cumplir con la Ley tal y como si la Catalogación hubiera sido resuelta. “Bajo mi punto de vista, no se ha cumplido nunca con ninguna de estas leyes”, apunta Santiago Vargas y añade que “el deterioro ha sido más acusado cada vez con el paso de los años, sobre todo en la última década”. Para el begijense, la tardanza “se debe en buena parte al desinterés de la antigua corporación municipal”.
UN ANTES Y UN DESPUÉS PARA BEGÍJAR
Para Santiago Vargas, la Catalogación del sector delimitado de Begíjar como Conjunto Histórico, supondrá “un antes y un después en el maltrecho Patrimonio de Begíjar, castigado sin piedad, sobre todo en los cuatro años de esta última legislatura, donde edificios importantísimos, simbólicos y de una arquitectura incomparable han desaparecido ante la mirada atónita de todos y haciendo caso omiso a las voces de alarma de mucho begijenses”.
Ahora, la recuperación y puesta en valor del conjunto histórico, supondrá una vía alternativa para que muchos vecinos de Begíjar puedan ganarse la vida más allá del olivar, principal fuente de ingresos en la localidad. Y es que, por su cercanía con las ciudades Patrimonio, Úbeda y Baeza, el turismo se irá abriendo paso, poco a poco, aportando mayor riqueza al municipio. Se trata de un “modo de desarrollo sostenible por el que el Ayuntamiento y la Concejalía de Cultura y Turismo van a trabajar duro y de forma determinante”, afirma Santiago Vargas, quien reconoce que la Catalogación “personalmente, es para mí el mejor premio recibido a toda una vida dedicada a proteger y difundir el legado Cultural de Begíjar a través de su Patrimonio tangible e intangible, sobre todo cuando te sientes apoyado por la gran mayoría del pueblo y compartes noticias tan agradables y positivas como lo es ésta”.
La Catalogación como Conjunto Histórico se alza como un castillo invisible, sombra de aquel que un día tuvo Begíjar; fortaleza en defensa del patrimonio local. Así, desde el pasado 3 de diciembre, y a golpe de esfuerzo y dedicación desinteresada, se escribe un nuevo capítulo de su historia.