El 'pitero' lo saca de debajo de la tierra, donde lleva siglos, con la sutileza de una azada. Y se lo vende a su contacto. Éste lo prepara y lo revende por mucho más a otro que conoce a gente que conoce a gente. Y así hasta el coleccionista. Es la cadena que siguen miles de piezas arqueológicas expoliadas de los yacimientos arqueológicos de Jaén, una de las provincias con más patrimonio por desenterrar de toda España. Sin embargo, para algunas piezas, sólo para unas pocas, la cadena se rompe en algún eslabón. Y las piezas acaban en manos de la Justicia, que a su vez las confía a la vitrina de un museo. El Museo Provincial de Jaén exhibe varios de esos tesoros arrebatados a los expoliadores.
«La inmensa mayoría de los fondos del Museo proceden de las excavaciones científicas que se realizan en al provincia», explica la directora del Museo Provincial, Francisca Hornos. Sin embargo, el Museo tiene bajo su custodia miles de piezas recuperadas de expolio. En los últimos cuatro años hay media docena de depósitos judiciales. Lo normal es que trate de monedas, lápidas, cerámica de cierto valor ... Pero la Justicia lleva poniendo en manos del Museo sus hallazgos desde 1970. En algunas ocasiones, la Historia se ha confabulado a favor de la ciencia.
Ocurrió con un depósito procedente de una operación de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía de Jaén en octubre de 2011. Las piezas habían estado en el mercado negro durante cinco años. En 2006, Cultura detectó un expolio en la zona de Atalalluelas, en Fuerte del Rey. Los 'piteros' habían detectado con sus detectores de metales un santuario ibero y habían entrado a saco con las azadas. Con lo que dejaron, los arqueólogos hicieron un trabajo científico de excavación, y se dio parte a las autoridades. Un lustro después, las piezas que estuvieron enterradas juntas durante siglos y que los expoliadores separaron han vuelto a juntarse. Y el conjunto encaja. «Es evidente que las piezas tienen la misma procedencia. Los expoliadores buscan fundamentalmente metal, y desechan la piedra o la cerámica. Sin embargo el científico lo que busca es la relación entre todos los elementos. Con el expolio se pierde mucha información», explica la directora del Museo.
Ofertas por internet
Aún pendientes de restauración hay un conjunto de piezas que se exhibe en una vitrina. Están allí y no en cualquier otro lugar del mundo prácticamente por casualidad. Una lanza doblada al fuego, una urna y un plato. Es el ajuar prácticamente completo de una tumba ibera. Un lote que se interceptó en Andújar en 1990. Se habían ofrecido a varios museos del mundo, buscando el mejor postor a través de internet. Lo habían sacado de una zona arqueológica en Espeluy.
Otras piezas con las que se alió la fortuna para que no acabasen en manos de un coleccionista por una buen fajo de billetes son la colección de piezas de oro del Giribaile. A finales de los años ochenta una pareja de la Guardia Civil le dio el alto a un coche. En el registro se encontraron piezas arqueológicas. Entre ellas, unas plaquitas de oro delicadamente labradas, con filigrana, muy repujadas. Las personas que las llevaban no pudieron presentar facturas ni documentos que acreditasen que eran los dueños legítimos. Hoy son una de las piezas más vistosas del Museo. Se exhiben en una vitrina aparte, en un lugar preferente, como ejemplo de la orfebrería ibera del primer milenio antes de Cristo. «Son valiosas por la estilística», precisa la directora del Museo. De hecho, fueron exhibidas en la famosa exposición del Tesoro del Carambolo en Sevilla en 2010 como préstamo del Museo de Jaén.
De La Lobera a La Lobera
Los exvotos de la Cueva de la Lobera de Castellar también han hecho un curioso viaje de ida y vuelta en el tiempo y el espacio. Fueron expoliados y recuperados a finales de los años 80. Estuvieron en Jaén durante años y ahora algunos de ellos han viajado hasta Castellar. Al nuevo museo de la Cueva de Lobera.
¿Cómo llegan las piezas desde la intervención policial a una vitrina? «El Museo depende de la delegación provincial de la Consejería de Cultura, que es la administración competente para la protección del patrimonio y con la que se pone en contacto el juez», dice Francisca Hornos. Además de los tesoros recuperados que se exhiben, hay otras muchas piezas a a la espera de destino. La fiscal especializada en Patrimonio, Isabel Uceda, señala que la Fiscalía hace informes jurídicos para desposeer a los expoliadores de las piezas y que puedan pasar al dominio público.