Como un buen menú degustación, sirve para conocer, o más bien hacerse una idea, de la genialidad completa del artista. Once obras originales, ocho grabados y tres cerámicas son las “estrellas” de esta excepcional exposición, probablemente la más importante de la temporada en la capital, que ya se ha inaugurado en el Palacio Provincial, de mano de Unicaja, propietaria de la excelente colección del universal malagueño, y que se podrá ver durante cerca de dos meses, hasta el 2 de julio. Tiempo más que suficiente para una lenta y satisfactoria digestión.
Picasso ceramista y grabador. La Suite Vollard es el título de la muestra, que engloba, además de las once piezas originales, la colección completa de la reedición autorizada y limitada de la Suite Vollard, impresa en el año 1992, compuesta por las cien obras reproducidas de los grabados de Picasso, realizados entre 1930 y 1937. Fue la comisaria, Emilia Garrido quien, tras la inauguración oficial por parte del presidente de la Diputación, Francisco Reyes, y la directora de la Obra Social de Unicaja, Dolores Cano, guio a los asistentes por las obras, que representan diferentes etapas creativas y técnicas del artista. Y es que, tal y como detalló, las hay creadas en los años 30, como los grabados de Vollard a otras que hizo ya en 1969, con 88 años, que es el Mosquetero, en la que Picasso se adentra en las técnicas litográficas sobre piedra y zinc e incorpora color a sus grabados. Entre estas joyas originales, la comisaria destacó también el Picasso surrealista de Mujer Torero I, tema en el que el malagueño ahondó; el neoclásico de Bebedor sobre un burro y mujer y el postcubista, de Arlequines, otra de sus fijaciones. Completan el elenco de originales, tres cerámicas que demuestran la gran capacidad creativa del pintor que nunca abandonó su interés por crear piezas en este material.