No podemos rebatir siglos de historia en quince días”. Con esta frase lapidaria y, en las manos, el informe que ha quebrado la espina argumental del expediente de ampliación de los conjuntos renacentistas de Úbeda y Baeza a la Catedral de Jaén, el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, anunció la retirada de la carrera a Patrimonio Mundial. La candidatura catedralicia no llegará a la trigesimoctava sesión del Comité de Patrimonio Mundial que se celebrará, del 15 al 25 de este mes, en la capital catarí de Doha. “Es la propuesta compartida por técnicos del Ministerio de Cultura y de la Junta de Andalucía —señaló—: una retirada táctica, estratégica, para no perjudicar al templo y que no se acabe el sueño; para que la ilusión siga y que los gobernantes futuros tengan las manos libres para conseguir este sueño”.
Aunque la decisión de mantener o retirar la candidatura era del promotor del expediente —es decir, del Ayuntamiento—, el alcalde se empeñó en reunir a todas las instituciones implicadas, a la propietaria del bien (la Iglesia), a los portavoces de los grupos políticos con representación en la Administración local, a los alcaldes de Úbeda y Baeza y a la arquitecta-urbanista que elaboró el documento, Rufina Fernández, para conocer su opinión. Y el fallo fue “unánime”, sostuvo el alcalde al término de la reunión.
Leyó los reparos de los expertos del Icomos, para los que no solo no están acreditadas la autenticidad y la integridad del bien con el entorno, sino su valor universal, la proyección que tuvo en catedrales latinoamericanas y hasta la pureza de una arquitectura renacentista que, a partir de la tercera fase constructiva, se hace progresivamente barroca. Aunque existan —consideró— “deficiencias criticables en el dictamen y citas erróneas”, el alcalde destacó la imposibilidad de desmontar todo este argumentario en contra en las dos semanas que restan para la cita en Catar. “No podemos jugárnoslo todo a que el Consejo Mundial de Patrimonio declare la no-inscripción”.
Por eso, señaló: “Como alcalde, tomo la mejor decisión posible. Con esta retirada, la Catedral tiene futuro”. Eso sí, reconoció: “Queda mucho trabajo por delante. Hay que buscar líneas de investigación históricas para desmontar el informe del Icomos”. Para ello, antes de verano se constituirá un grupo de trabajo técnico al que estarán invitados los “mejores expertos”, además de la Universidad de Jaén y el Instituto de Estudios Giennenses, y apuntó que el Archivo de Indias “jugará un papel importante”. Renuente a la autocrítica, a pesar de que “todo hay que mejorarlo, indudablemente”, Fernández de Moya hizo hincapié en que “no termina nada”. “Empieza el reto para convencer con rigor a los expertos de que la Catedral debe ser Patrimonio Mundial”.
Pero las críticas llegaron. Vinieron de fuera. El presidente de la Diputación, Francisco Reyes, culpó al Gobierno, que “es el que se sienta” en la Unesco, de no haber sido “capaz de sacar” ese reconocimiento. Además, se preguntó: “Dónde estaba el alcalde el mismo día en el que su homólogo de Burgos dio a conocer que su propuesta [para el entorno de la Catedral] entraba”. El coordinador provincial del PA, Francisco Mendieta, compartió esta crítica hacia el Ejecutivo central y acusó al PP de “traicionar a Jaén”.