Así lo han indicado desde el Ayuntamiento, organizador de esta iniciativa para acercar a la ciudadanía los nuevos recursos turísticos y patrimoniales del municipio y que ha tenido una acogida positiva. De hecho, desde el viernes y el sábado en que estaba prevista en un primer momento se amplió al domingo.
En total, 36 grupos formados por 25 visitantes cada uno recorrieron las galerías. "Ha habido pleno e, incluso, se ha tenido que decir que no a personas que solicitaron participar cuando se habían cubierto todas las plazas", han comentado las fuentes municipales sobre esta actividad que requería cita previa.
En cualquier caso, tras estas jornadas, este nuevo reclamo cultural y turístico de Alcalá la Real queda abierto al público en general indefinidamente, aunque siempre con guía y bajo reserva en la oficina de información turística del Palacio Abacial o en el punto de información de La Mota.
En concreto, la parte visitable tiene un recorrido de 120 metros, un desnivel de 40 metros y escaleras en diversos puntos. Presenta tres tramos bien diferenciados. El inferior transcurre desde el arrabal de Santo Domingo y atraviesa la muralla hasta alcanzar la zona de entrepuertas, junto a la Puerta de las Lanzas, mientras que el intermedio, que es el más extenso, presenta dos fases en su construcción: la primera, que discurre hacia el pozo, ascendiendo ligeramente, y la segunda, que asciende hacia la parte alta del cerro desde la torre del pozo.
Finalmente, se encuentra el tramo superior, que se adentra en la roca debajo de la Torre del Homenaje y que asciende de forma vertiginosa hasta alcanzar la base de la misma, saliendo al exterior en la antemuralla junto al acceso a la Alcazaba.
Las galerías, cuya existencia, al margen de las referencias documentales, se conoce a partir de la década de los años 70 del siglo pasado, constituyen un conjunto de pasajes subterráneos usados para comunicar, abastecer y defender las diferentes zonas del recinto amurallado de Fortaleza a lo largo de la Edad Media, época en la que dentro de los recintos fortificados eran imprescindibles los trabajos subterráneos para la obtención y almacenamiento de agua.
Las minas de La Fortaleza de la Mota se construyeron para acceder a un punto concreto del suministro de agua. En este caso, un pozo excavado en la roca, flanqueado por una torre, situado junto a una de las puertas de la ciudad, fuera de la zona alta amesetada del recinto amurallado.
Algunos de los tramos de las galerías fueron originados por las personas que atacaban la ciudad para poder penetrar y destruir las defensas. Su construcción fue fundamental para el abastecimiento de agua de la ciudad, pero también tuvieron una importancia capital en la conquista de la ciudad fortificada en el siglo XIV de Alcalá de Benzayde.
El manantial surtía de agua a la población islámica y su existencia, según la tradición, fue revelada por un hispanoárabe a Pascual Sánchez. El Pozo de la Conquista, según apuntan los documentos históricos, fue llenado de animales muertos para causar enfermedades a los sitiados, hasta el punto de que la acción resultó decisiva en la conquista final, culminada en 1341. Igualmente, el pozo pudo dar lugar a leyendas como la de la mora Cava.