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lunes, 3 de febrero de 2014

Ideal de Jaén:Úbeda despide a Marcelo Góngora, uno de sus más grandes artistas

Fot: Alberto Román

Úbeda perdió anoche a uno de sus artistas más completos. Un pintor y escultor, un amante de la música, un ciudadano del que la ciudad y sus vecinos pueden sentirse orgullosos. Así lo han hecho siempre y así se lo han hecho sentir a este ubetense ilustre que, además de llevarse el reconocimiento a su obra, se ha llevado el calor de su pueblo. Un calor demostrado no tanto con homenajes y premios institucionales, sino más con abrazos y admiración popular expresada cara a cara, algo que, a diferencias de las frías placas, calienta el corazón y el espíritu.
Todos y cada uno de los días de su vida se sintió querido, por los suyos y los no tan suyos, y eso es algo de lo que no todo el mundo puede presumir. Ser su amigo era todo un lujo, pero además era fácil por su sencillez y porque, junto a obras de arte, lo que más cultivó fue amistades. Y es que, fue profeta en su tierra porque nunca se alejó de ella. Quizá si lo hubiera hecho, hoy su marcha estaría resonando mucho más allá de estos cerros. Pero para él Úbeda lo era todo. Y por eso hoy su ciudad llora su muerte. Y sus vecinos lo que más repiten es que se le echará de menos, aunque perdurará gracias a su obra y a su inolvidable y permanente sonrisa.
Marcelo Góngora Ramos se marchó sin hacer ruido, con la normalidad y sencillez con la que vivió, rodeado de sus seres queridos y recibiendo a través de éstos los ánimos y las fuerzas que enviaban quienes sabían de su delicado estado de salud que le llevó a ingresar en el hospital San Juan de la Cruz. Luchó hasta el último momento y estuvo sacando fuerzas de flaqueza mientras pudo, recurriendo a su característico y habitual sentido del humor, como queriendo quitar hierro a la situación por el bien de quienes le rodeaban. Pero anoche ya no quedaban más fuerzas y acabaron 73 años de vida plena, de la que pueden dar fe familiares y amigos y que ha quedado reflejada en su obra.
Trayectoria
Góngora nació en Úbeda en 1940 y tras cursar sus estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de la localidad se dedicó de lleno a la pintura y escultura, facetas del arte por las que tuvo una mayor atracción y facilidad de expresión. Fue discípulo y colaborador del insigne Francisco Palma Burgos y realizó una obra de amplia trayectoria en distintos apartados artísticos como la pintura, caracterizada como 'realismo mágico'; la escultura, de tendencia hiperrealista; e incluso la talla de imágenes para la Semana Santa, donde destaca el Descendimiento que realizó para la cofradía de las Angustias de Úbeda.
Sus exposiciones siempre contaron con el respaldo del público. En Úbeda será recordada la retrospectiva que protagonizó en el Hospital de Santiago a finales del año 2008 y que al año siguiente viajó a Jaén. La muestra era muy esperada, pues llevaba catorce años sin exponer en la ciudad que le vio nacer. Y la respuesta fue apabullante, hasta tal punto que en el primer fin de semana superó el millar de visitas, algo inusual en la localidad.
Última retrospectiva
Bajo el título 'De la inocencia a la experiencia', la exposición hizo un recorrido por la trayectoria artística del polifacético autor, y a la vez reflejó su evolución personal. La pintura evocando otros tiempos, recuerdos personales que en casi todos los casos pertenecen también a la memoria colectiva. Y la escultura rozando el hiperrealismo, con personas y objetos cotidianos casi reales gracias a sus volúmenes y policromía. (Para ver una completa galería de fotos de la exposición, pinchar AQUÍ).
Marcelo Góngora supo forjar su propia creación, su marcado estilo personal. Normalmente partiendo de texturas y combinaciones de técnicas, con varios denominadores comunes, como los elementos que contra la gravitación se elevan en los escenarios, o los personajes misteriosos que se descubren entre los trazos, inquietantes y casi fantasmales, con su mirada de otro tiempo, trasladada desde el pasado hasta el momento de ser contempladas.
Por otra parte, lograba que el mundo reconocible de lo cotidiano (con algún guiño a bodegones del tipo Sánchez Cotán) cobrara una amplificación en el lienzo y en el dibujo con la inclusión de elementos simbólicos y vistosos, como granadas y membrillos convertidos en metáforas pidiendo la colaboración del espectador para potenciar los sentidos.

También destacaron sus caras familiares de ayer, como una revisión del tipo a la que hiciera su paisano, el escritor Antonio Muñoz Molina, en 'El jinete polaco', un mundo inexistente que perdura en la memoria.
Todo ello hizo que Góngora fuera uno de los autores jienenses más personales y, por supuesto, más dotados técnicamente para la creación. No en vano, su obra forma parte de colecciones particulares y de entidades, se ha podido ver en numerosos puntos de España y el extranjero gracias a exposiciones individuales y colectivas, y ha sido premiada en infinidad de ocasiones.
Obras religiosas
A nivel religioso, tras colaborar con Palma Burgos en varios trabajos como retablos, tronos, esculturas en piedra, barro y madera, aprendiendo a su lado todas las técnicas de dorado, talla y policromía, su huella está presente en numerosas obras. Por ejemplo, pintó varios cuadros de gran tamaño para la parroquia de Santa María de Úbeda (Bautismo de Jesús y tríptico de San Antonio de Padua) y esculpió un San Miguel Arcángel de tres metros en piedra para la fachada de la iglesia de los Carmelitas Descalzos en Úbeda, en cuyo convento también firmó dos esculturas de San Juan de la Cruz (una para la fachada del oratorio y otra para la fachada de la portada del museo dedicado al santo).
También es suya la escultura de una bailarina situada junto al teatro Darymelia de Jaén y, como obra destacada en la Semana Santa ubetense, el paso para la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias que representa el Descendimiento de Cristo en madera policromada y consta de cuatro figuras: Cristo, San Juan, María Magdalena y José de Arimatea.
En lo referente a restauración, trabajó en el Cristo de la Columna y los dos sayones obra de Francisco Palma Burgos, en el Cristo de la Noche Oscura del mismo autor, en los pasos de la Virgen de la Soledad y María Magdalena, en la policromía de la Virgen de Gracia y en la policromía de las imágenes del paso de la Santa Cena.
Teatro y música
Paralelamente, Marcelo Góngora cultivó a nivel de aficionado las artes del teatro y de la música, en el primer caso participando en diferentes montajes como fue el caso de Maranatha, y en el segundo interpretando canción melódica en solitario o acompañado por formaciones como Tempo o Sabor. En estas dos facetas, junto a sus dotes de galán elegante y espigado, incluyó muchas veces un carácter solidario, pues colaboró con todas aquellas causas en las que se le requirió, formando parte de festivales benéficos o visitando residencias y centros de mayores con aquel colectivo que se hacía llamar 'Los Sembradores de la Alegría'.
Se ha marchado un grande, en lo artístico y en lo personal, un maestro, un referente para su generación y las sucesivas. Un ubetense ante el que la Úbeda institucional, en el momento de su despedida, se queda con alguna cuenta pendiente. La Úbeda popular, en cambio, tiene saldada su deuda a base de cariño. Descanse en paz. Le echaremos de menos.