Tras meses de trabajo y gestiones por el que fuera hasta ahora arcipreste de la Ciudad y rector de Santa María, Juan Ignacio Damas, la singular iglesia ya ha sido declarada basílica.
La noticia la daba, en público, el obispo de la Diócesis de Jaén, Ramón del Hoyo. “Roma nos ha concedido declarar a esta iglesia tan significativa en Úbeda como basílica. Es un título que hemos tardado meses, pero por fin ha llegado la respuesta. Cuando tengan preparados todos los símbolos de la basílica y una fecha apropiada, vendremos para leer la bula pontificia y declarar oficialmente a esta iglesia como basílica de Santa María de los Reales Alcázares”, dijo. Lo hizo durante la eucaristía, celebrada en el templo, el pasado fin de semana, con motivo del IV Congreso Nacional de Hermandades de Jesús Caído.
Realmente, el escrito con la comunicación oficial fue recibido por los nuevos rectores del templo Antonio Vela y Juan Raya, la pasada semana. “Este título nos obliga a cuidar mucho el templo, no solo en el aspecto arquitectónico, sino también el litúrgico. Lo que allí se celebra hay que hacerlo bien, hay que hacerlo con sentido y devoción”, señaló Juan Raya.
Sin duda, ha sido un trabajo minucioso el que realizó Juan Ignacio Damas, que recabó toda la documentación necesaria para hacer llegar a Roma, a través del Obispado de Jaén y la Conferencia Episcopal en Madrid. Documentación en la que se plasmó la importancia y singularidad de este magnífico templo, desde el punto de vista cultural, religioso y también del histórico-artístico. Una iglesia que alberga además el culto a la patrona, la Virgen de Guadalupe, junto al de otras imágenes. Es además uno de los templos más visitados por los turistas durante su estancia en Úbeda.
Declarada Monumento Nacional y parte del conjunto Patrimonio de la Humanidad. Desde 1259 fue titulada Iglesia Mayor Colegial y desde 1852 ostenta el título de Iglesia Mayor Parroquial, al perder la condición de Colegiata. Fue y es la tercera iglesia más importante de la provincia, después de las catedrales de Jaén y de Baeza. El templo fue cerrado al público en el año 1983 para proceder a su restauración. Un cierre que se prolongó en el tiempo hasta mayo de 2011, y cuyo resultado levantó todo tipo de opiniones. Tampoco estuvo exenta de polémica la decisión del Obispado de cobrar entrada por visitar el templo.