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domingo, 8 de noviembre de 2015
Noticia IDEAL: Descubren parte de la muralla andalusí de Beas de Segura y figurillas romanas
Descubrimientos en Villavieja de Beas de Segura. Desde el 7 de septiembre se vienen desarrollando trabajos arqueológicos en diferentes puntos del municipio, enmarcadas dentro del 'Proyecto de Recuperación del Castillo y Fortaleza de la Villavieja de Beas', que a su vez está integrado en el Programa de Recuperación del Centro Histórico de Beas de Segura que el Ayuntamiento de Beas está llevando a cabo, apostando por la restauración integral del conjunto histórico, en virtud a un convenio con la Universidad Jaén. Los arqueólogos pertenecen al Área de Historia Medieval de la Universidad y trabajan a pie de obra con los propios vecinos que, contratados por el Ayuntamiento, han aportado la ilusión por recuperar su propia historia.
En primer lugar iniciaron las excavaciones en el Mirador de la Villa, existente al sur, entre el espacio que ocupaba el Castillo de Beas (en el que actualmente destaca la presencia del convento y Ermita de la Villa) y las Murallas de la Fortaleza de Villavieja. En este espacio se han realizado varios sondeos que han puesto de manifiesto la continua ocupación de la zona, con la presencia de material cerámico de época prehistórica, romana y sobre todo islámica y medieval cristiana. De época andalusí, y más concretamente de los siglos XI-XII, se ha encontrado parte de la antigua muralla, construida en tapial con un zócalo de mampostería y parte tallada sobre la toba, roca calcárea muy porosa característica de la zona. La muralla tiene una anchura de un metro y medio y una altura conservada de más de tres metros. Esta fortificación se construye sobre un cortado natural de roca que constituía por si solo un elemento defensivo imponente. Junto a los lienzos de muralla ha aparecido abundante material islámico. Entre ellos hay que destacar la presencia de parte de una flauta de hueso, de los siglos XII-XIII con decoración geométrica incisa. Una pieza muy interesante, por su belleza y por su escasez, apenas se conocen una docena de ellas.
Protegida por la muralla hay una zona de silos excavados en la roca, que son áreas de almacenaje donde se guardaría el grano. Para comprobar exactamente qué tipo de cereal se cultivaba en esos momentos en la Villa de Beas se han recogido además muestras de tierra del interior de los silos que serán analizadas por el laboratorio de paleoambiente de la UJA.
Estos silos han aportado material cerámico almohade, entre ellos una jarrita de cerámica esmaltada de la que se conservan casi todas las piezas. Hay que destacar una fractura en la roca provocada, con toda probabilidad, por un terremoto acaecido en 1755, conocido como terremoto de Lisboa y que ocasionó grandes daños en la villa.
Tras la conquista cristiana de la Villa de Beas en el siglo XIII por las tropas de Fernando III, la Orden de Santiago promueve reformas en la zona: por un lado se refuerza la muralla de tapial existente con una camisa exterior de mampostería, además de ampliar, probablemente, el recinto amurallado.
Por otra parte, se han realizado catas arqueológicas en la base del cortado, en el adarve bajo las murallas, zona conocida como Los Tobazos. Esta se caracteriza por la presencia de cuevas y abrigos que, tradicionalmente, se han utilizado como zonas de almacenaje, bodegas y corrales para recoger el ganado. De ellas hay que destacar su singularidad la estrecha relación con la fortificación, presentando accesos verticales excavados en la roca y conectados con la muralla y torres ubicadas en la parte superior que podrían servir a modo de vías de escape en los casos de asedio.