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lunes, 4 de septiembre de 2017

Noticia IDEAL:El conde de Villardompardo sale a flote


El pecio de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes se hizo famoso en 2007 cuando arqueólogos submarinos de la empresa 'cazatesoros' estadounidense Odyssey lo hallaron en el Golfo de Cádiz, y su medio millón de monedas de plata y oro (reales de a ocho y escudos de la época de Carlos IV y acuñados en Lima, Perú en 1803), junto a otros objetos, fueron trasladados a EE UU, iniciándose un litigio en los tribunales por los derechos del hallazgo entre España y la empresa, que finalizó en 2012 cuando la justicia estadounidense obligó a Odyssey a devolver el tesoro.

España inició entonces el estudio científico del pecio y en la tercera expedición ha encontrado dos culebrinas (cañones alargados) del siglo XVI de cuatro metros de longitud y más de dos toneladas de peso cada una, a una profundidad récord de 1.137 metros, según informó el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que presentó el hallazgo en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA), en Cartagena, cuya exposición permanente exhibirá los dos cañones, uno de ellos con vínculos jienenses.

Museo que además preside el que fuera director del Museo Provincial de Jaén entre los años 1984 y 1993, el vallisoletano Iván Negueruela, que hizo su tesis doctoral sobre la escultura ibérica.

En detalle
Las dos culebrinas aparecen expresamente citadas en el manifiesto del cargo de la fragata Mercedes, en el Archivo General de Indias (Sevilla). Una de ellas, la culebrina Santa Bárbara, fue encargada en el año 1586 por Fernando de Torres y Portugal y Mesía Venegas y Ponce de León, nacido en Jaén y miembro de una casa de alta alcurnia, descendiente además de la familia real portuguesa. Fue corregidor de Asturias y Salamanca, cuyo buen desempeño hizo que en el año 1576, bajo el reinado de Felipe II, se le concediera el título de conde Villardompardo y Escañuela. Y una década después, fue nombrado séptimo virrey del Perú, vinculándose a América y a la defensa de la administración colonial. Tras su mandato fue objeto de diversas campañas de calumnias por la Inquisición, a la que se había enfrentado. El Condado de Villardompardo levantó en el casco histórico jienense, sobre los antiguos Baños Árabes, el palacio que aún conserva su nombre.

La casa de Torres poseía tierras en Jaén, Álava, Burgos y Navarra. Tuvo su origen en Pedro Ruiz de Torres, adelantado de Cazorla y alcalde de los alcázares de Jaén, quien apoyó a Enrique II de Castilla en su lucha contra su hermano Pedro I. Victorioso el primero, hizo señor a Pedro Ruiz de Torres y le concedió importantes privilegios en 1371, acrecentándose con el tiempo, como el derecho al cobro del estanco de tintes, tenerías, alabardería y jabón de Jaén.

La otra culebrina, Santa Rufina, fue encargada por Luis de Velasco y Castilla, virrey de Nueva España (México) y del Perú.

Los representantes del Ministerio de Educación y Cultura añadieron que la campaña arqueológica ha cumplido a su vez el objetivo de ampliar el conocimiento del pecio, principalmente del estado de conservación de los materiales y su evolución; registrar la dispersión de los restos de la fragata, continuar el posicionamiento de todos los restos arqueológicos y avanzar en la interpretación y análisis del barco.

En ese sentido, los investigadores han realizado prospecciones de extensas áreas al este y el noroeste del pecio, con un sonar de barrido lateral, y se han llevado a cabo estudios de batimetría y perforación de fondos, permitiendo completar la cartografía de la zona del yacimiento.

La expedición ha sido organizada por el Ministerio, en colaboración con el CSIC, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) - organismos dependientes del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad - y la Armada española.

Otras piezas
La expedición también ha recuperado otras piezas de gran interés documental, según indicaron los representantes del Ministerio, como un grifo en bronce, una plancha de cobre perforada a modo de respiradero y tres roldanas (parte central de una garrucha) de bronce con restos de madera por analizar.

El equipo ya ha iniciado los trabajos de limpieza, desalinización, conservación y estudio y está previsto que todas las piezas, junto con las extraídas en las expediciones de 2015 y 2016, sean incorporadas en un plazo aproximado de dos años al museo. «Toda la operación de extracción de las piezas se ha realizado siguiendo el criterio de su singularidad, así como de la información que puedan aportar sobre la vida a bordo de la fragata», añadieron.