Los muros del Palacio de Villardompardo fueron testigos de una historia en la que se dieron cita el amor, la muerte, el dinero y las distintas clases sociales. Y todo rodeado de un intenso halo de misterio en el que los más de 60 asistentes se preguntaban: ¿Quién mató a don Lucas de Torres, conde de Villardompardo?
La visita teatralizada por El Centro Cultural Baños Árabes de Jaén, una iniciativa puesta en marcha por Semer Turismo, se enmarca dentro del programa que la Diputación Provincial realiza con el objeto de conmemorar el 30 aniversario de Premio Europa Nostra a los Baños. Una novedosa actividad, basada en una historia ficticia, que, desde hace varias semanas, había cubierto el cupo de asistentes.
En la capilla del edificio construido por Fernando Torres y Portugal, I Conde de Villardompardo y Virrey del Perú, aparece muerto don Lucas de Torres, conde de Villardompardo. Un hecho que desencadena una serie de conflictos familiares en la que todos los implicados solo tienen una cosa clara: como nobleza, hay que salvaguardar el honor.
Tras ver muerto a su padre, el hijo de don Lucas tiene claras sospechas de que su madrastra está detrás del asesinato de su padre, lo que desemboca en una historia en la que los asistentes son parte de la misma y no solo viven el espectáculo, sino que también aprenden sobre la historia más antigua de Jaén, gracias a las indicaciones de una guía.
La misteriosa historia del asesinato va “paseándose” por las distintas estancias del Palacio de Villardompardo y, cuando ya ha caído la noche, se traslada a la conocida fuente del pato. De este modo, se suceden distintas escenas en la que don Pedro se acerca, cada vez más, hasta el asesino de su padre. Pero siempre con la idea clavada en su cabeza de que “jamás” un noble, ni tampoco su familia, pueden permitirse perder el honor.
Pero tras más de una hora de viaje por todos los rincones del Palacio de Villardompardo, los más de 60 asistentes a la obra viviente pudieron descubrir quién había sido el asesino de don Lucas de Torres. Algo que les preocupaba y que les “alivió” a todos los que allí se dieron, pues cuando la historia cobra vida en el lugar apropiado, como ocurrió entre los muros del edificio propiedad de la Diputación Provincial, el pasado está más presente que nunca. Una conjunción perfecta entre historia y arte que hizo las delicias de jiennenses y turistas que se acercaron.