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sábado, 22 de octubre de 2016

Diario Jaén:Chiclana de Segura ve oportunidades turísticas en el Puente Mocho


El Puente Mocho, una joya arquitectónica, de origen romano, que está a medio camino de las comarcas de El Condado y Segura, tiene una segunda oportunidad. Estuvo a punto de venirse abajo, pero la suma de esfuerzos y las presiones ciudadana y política permitieron que se pusiera en marcha un proyecto con el que se pretende consolidar esta histórica pasarela de piedra, en definitiva, evitar su desaparición. El puente está a menos de media hora del casco urbano chiclanero, en la ruta hacia la Nacional 322, una de las principales carreteras españolas, al conectar Andalucía y el Levante, y su “puesta en valor” puede brindar un nuevo atractivo turístico a la comarca. Así lo cree el alcalde chiclanero, el socialista Santiago Rodríguez Yeste, que cree que, cuando concluyan las obras en el Puente Mocho, los ayuntamientos implicados y los vecinos podrían plantear modos de aprovechar este recurso para atraer visitantes.

De esta forma, el Ayuntamiento de Chiclana de Segura busca incrementar los atractivos de su municipio, donde ya se pueden visitar las huellas del pasado, que son testimonio de la época en la que fue comendador de la villa el famoso guerrero y poeta Jorge Manrique, que era uno de los trece caballeros que estaba al frente de la Orden de Santiago. Los trabajos de restauración del Puente Mocho, infraestructura de época romana catalogada Bien de Interés Cultural (BIC), comenzaron en agosto, con un plazo de ejecución de diez meses, coincidiendo con la época de menor caudal del río Guadalimar. La inversión prevista en el proyecto es de 326.822 euros. La intervención se divide en una fase previa de limpieza del puente, tareas relativas a la seguridad y la restauración de la calzada. Las labores de reconstrucción y consolidación se acometen después, una vez que haya bajado el caudal del río, con la restauración de todas las bóvedas, a excepción de la principal, así como la limpieza del margen del río por el que se desviará el agua. La principal dificultad es la reconstrucción de la bóveda principal, a través de un trabajo minucioso en el que cada una de las piedras se evalúa, se sustituye o se vuelve a colocar. En los meses de febrero a mayo, una vez que las labores de restauración hayan finalizado, se procederá a la integración ambiental de la ribera mediante plantaciones y mejora del entorno. El Puente Mocho está datado en el siglo I o II antes de Cristo, salva el cauce del río Guadalimar, con una pasarela de cien metros y cuatro y medio de ancho. Tiene seis vanos e, históricamente, se emplea para la trashumancia.