Con el nombre "El objeto, útil: una mirada retro", el museo Zabaleta de la localidad de Quesada ha abierto una exposición sobre el mundo cotidiano en el que se desenvolvió la vida del pintor quesadeño, Rafael Zabaleta.
Continuando con el lema de este año del Día Internacional de los Museos lanzado por el ICOM, "Museo y Memoria, el objeto cuenta tu historia" desde el museo de Quesada ha querido mostrar una parte del pequeño mundo en el que se desarrolló la vida del pintor Rafael Zabaleta en la Quesada de finales del s. XIX, cuando se instala el padre de Zabaleta en el pueblo y la primera mitad del s. XX cuando Zabaleta es protagonista de esos ambientes más selectos y privados de Quesada. Las tertulias, el ambiente social y distinguido en el que se desarrolla la vida de Zabaleta queda expuesto de manera generosa y compartida por los coleccionistas y propietarios de los objetos, que cuentan el testimonio mudo y silencioso de los años vividos y su historia pasada. "Es una Quesada desconocida por la intimidad de los objetos, de los ambientes que manifiestan el gusto por la estética, por el refinamiento, por lo artístico dentro de un mundo cotidiano y selecto", expresa Rosa Valiente, directora del Museo Zabaleta.
El recorrido por la exposición muestra el mundo de la infancia comenzando con la cama- cuna que perteneció a Rafael Zabaleta en 1907 y continuando el desarrollo de ese ambiente pueril en los años 50, con cuentos, juguetes, pupitre, la primera obra de Zabaleta, su mapa de la infancia e incluso el título de maestra de 1924 de una quesadeña y una obra de Zabaleta sobre la escuela; el día a día del pintor, con sus arreos preparados para salir al campo a pintar, apuntes suyos y por supuesto sus libros; se refleja el mundo del hombre, con una levita de novio, arreos de afeitarse, de fumador, cajitas de pastillas, etc.; el mundo de la alcoba con útiles íntimos de mujer como un camisón de finales del s. XIX, un collar de luto, medias, peinetas de carey, un abanico pintado, etc.; también se muestra la vestimenta de finales del s. XIX quedando manifiesta la coquetería femenina y el gusto por las modas y la belleza.
En el salón-comedor, zona de esparcimiento social más distinguido, se muestran enseres propios de la cocina y del salón, en donde se muestra la diferencia del refinamiento en los útiles para el café, el té, el chocolate, los licores, las vajillas, los cubiertos de plata, las mantelerías bordadas de hilo, todo con un gusto exquisito escondido en las habitaciones de casas quesadeñas en la intimidad del hogar y de la memoria pasada y vivida.
La pieza clave de la exposición es el salero en forma de niño sentado y que es la presentación de la exposición, donde se muestra el gusto, la elegancia y el refinamiento reproducido en este objeto de utilidad cotidiana y de estética artística que usaban en los ambientes más selectos que rodeaban a Zabaleta.
El recorrido continúa viendo una pequeña muestra de la farmacia con enseres característicos y objetos del comercio junto al omnipresente mundo de la fe, con un confesionario, un reclinatorio, un relicario, etc. Que tanto influía en las vidas de los quesadeños.
Para terminar se muestra en una vitrina el ambiente más social de Zabaleta, con sus amistades y rostros de la vida quesadeña. Con esta exposición se pretende abrir y compartir con los visitantes un pequeño mundo vivido por Zabaleta en la Quesada más desconocida de años pasados. La muestra estará abierta hasta el treinta y uno de julio