En una tierra libre, de Jesús Maeso de la Torre, da la vuelta al mundo. El ubetense, considerado uno de los escritores de novela histórica más importantes —con obras traducidas a varios idiomas—, ambienta este texto policíaco en torno al Cádiz de 1812. Colabora , además, con el Bicentenario de La Pepa.
Su nombre está entre el de los grandes de la novela histórica española junto con otros reputados escritores, amigos, como Arturo Pé-rez-Reverte, Toti Martínez de Lezea o su comprovinciano, Juan Eslava Galán, cuyo En busca del unicornio prendió sus inquietudes novelísticas.
Creció en Úbeda, aunque vive, desde hace más de cuarenta años, en Cádiz, donde fue profesor. Vuelve a menudo —y siempre por Semana Santa— y firma cada semblanza de las solapas de sus libros como “Jesús Maeso de la Torre, natural de Úbeda (Jaén)”. Por eso le extraña, y aunque no se atreva a decirlo abiertamente, lo apena que sus aportaciones pasen de puntillas por las páginas culturales que se escriben en su provincia natal, a pesar de que algunos de sus personajes más laureados sean también originarios de ella. Como Al-Gazal, seudónimo por el que conocían a Yahía ben al-Hakam, “un árabe perfecto, que nació en Jaén en el 800”. Sus méritos como historiador y alquimista le merecieron el respeto del califa de Córdoba, a quien representó por el mundo hasta que se enamoró de la princesa Nur, en el “país de los vikingos”. El protagonista de su primera novela, Al-Gazal, el viajero de los dos orientes, traducida a al menos cuatro idiomas, “era un hombre maravilloso, y era de Jaén”, apunta Maeso. En Tartessos, convertida en un manual de estudios históricos en la Universidad de Toronto (Canadá), Hiarbas de Egelasta, nacido en una antigua ciudad cercana a Jaén llena de minas de plata, es el verosimil protagonista de una historia de aventuras. También el protagonista de La caja china —la próxima novela de Maeso, que todavía no ha visto la luz—, Rodrigo de Silva parte de estas tierras en época de Felipe II.
“He hecho muchos guiños a Jaén, y me gusta que mis paisanos los conozcan para saber de los ilustres personajes que poblaron su tierra”, manifiesta. Él aprovecha sus conocimientos históricos —es licenciado en Filosofía e Historia— para imaginar. “La historia es una excusa para escribir”, dice con humildad. Lo que él ve como un entretenimiento le valió para que Manuel Alvar lo incluyera entre los “recuperadores” de la novela histórica.
Se mueve ágil en las tinieblas de la España medieval, donde hurga con impunidad y enorme éxito. Ha presentado a miles de lectores atractivos personajes históricos, algunos olvidados, que le han servido para contextualizar historias policiacas, amorosas y de aventuras en tierras que un día fueron como las describe.
Con La Cúpula del mundo consiguió el prestigioso premio de novela histórica de Caja Granada y con En una tierra libre, su última obra, para la que por primera vez se traslada hasta un pasado más reciente, el de la Constitución de 1812, recibió el Premio El Público a las Letras. Maeso presenta un Cádiz libre, despojado de tópicos para narrar lo que considera “el momento más importante de la historia de España”. En ese ambiente de incipientes libertades, liberales masones y guerras de guerrillas, se robaron las joyas de la corona, cuyo destino Maeso sitúa en Cádiz. Mientras su novela da la vuelta al mundo, él participa en los actos conmemorativos del Bicentenario de La Pepa como ponente y coordinador de mesas redondas. “Cádiz fue brillante, con bibliotecas y cafés. Ojalá su nombre vuelva a sonar”, desea mientras sueña en vivir a caballo entre su ciudad natal y la de acogida.