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miércoles, 28 de diciembre de 2016

Diario Jaén:Baeza busca fondos para que florezca su “ciudad escondida”


Una de las prioridades del equipo de Gobierno de Baeza es una intervención, de gran calado, en el cerro del Alcázar de la ciudad Patrimonio de la Humanidad. Esta zona arqueológica es la más importante del casco urbano, puesto que allí se asentaron los primeros pobladores, como mínimo, desde la Edad del Bronce, con una ocupación ininterrumpida hasta hace aproximadamente dos siglos, cuando esta parte de la ciudad se rellena y se convierte en tierras de cultivo y pastoreo. La alcaldesa, la socialista Lola Marín, explica que la idea es trabajar conforme a un plan director, un documento que marque el trabajo en la zona a largo plazo, de la mano de la Universidad de Jaén. Y, para este proyecto de envergadura, que, supone, según la regidora, descubrir la “ciudad escondida”, la Administración local busca fondos y mira a Europa.

El objetivo municipal ya tiene una base, hay trabajo previo que permite ser optimistas sobre lo que esconden las entrañas de esta parte de la ciudad. Técnicos de la empresa Investigaciones y Estudios en Geofísica Aplicada (IEGA) y el Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica ya “peinaron” el cerro del Alcázar con un georradar. Se trata del escaneo de varias hectáreas de superficie para elaborar un mapa que reproduce lo que se esconde bajo la tierra. Por ello, para aprovechar este paso, el reto es conseguir financiación, para lo que actualmente hace gestiones el Ayuntamiento.

Con las partidas económicas aseguradas y el asesoramiento de la Universidad de Jaén, la idea es poder comenzar a trabajar en el terreno, de nuevo, cuanto antes y acometer una nueva fase del proyecto. “El objetivo último es hacerlo visitable, contar con un centro de estudio y poder conocer este pasado con más certidumbre”, reflexiona la máxima responsable municipal baezana, sin olvidar que se busca reforzar el atractivo turístico, con nuevos recursos.

A comienzos de este siglo, ya hubo trabajos de campo en esta parte de la ciudad Patrimonio de la Humanidad, lo que permitió que floreciera parte de la muralla del cerro del Alcázar, llamado así por el castillo que lo coronaba. Al concluir esta intervención, se destinaron 70.000 euros de fondos Feder, para hacer el conjunto visitable, a través de una serie de estructuras, plataformas y escaleras que permitirán el acceso a la senda de la base del recinto fortificado, con lo que se creó una pequeña ruta, a lo largo de la cual se instalaron paneles explicativos con los elementos más característicos. Previamente, en 2005, comenzaron los trabajos para sacar a la luz los restos de lo que fue la fortaleza que rodeaba la altiplanicie. El proyecto, de 500.000 euros, fue posible gracias a una partida del desaparecido Plan E, impulsado por el anterior Gobierno central del PSOE para dinamizar la economía, y el 1% Cultural del Ministerio de Fomento. Con los avances en estos trabajos arqueológicos, aunque no hayan sido constantes, ya es posible adentrarse en parte del antiguo trazado medieval, como la original Puerta del Barbudo, y conocer sistemas defensivos como las entradas en recodo, un sistema almohade que dejaba un costado del invasor al descubierto. Se observan restos de una de las antiguas torres defensivas e, incluso, un gran proyectil de piedra, lanzado contra el castillo cuando, para zanjar las disputas entre dos familias locales, Isabel la Católica mandó su demolición. Para ello, se empleó artillería. A partir de esta decisión real, la ciudad comenzó a crecer fuera del alcázar.