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martes, 2 de agosto de 2016

Noticia IDEAL:Unos restos arqueológicos podrían marcar el punto donde estaba la desaparecida Puerta de San Lorenzo de Úbeda


La Arqueología vuelve a ser la protagonista en las inmediaciones de la iglesia de San Lorenzo de Úbeda. Durante este verano se ha llevado a cabo una intervención arqueológica en el número 11 de la plaza de San Lorenzo, con motivo de las obras de rehabilitación del inmueble situado frente al templo. La vivienda, propiedad de la Fundación Huerta de San Antonio, contará con espacios residenciales y de apoyo a las numerosas actividades que se realizan en la antigua iglesia. El proyecto de obra planteaba la construcción de unos vestuarios en el patio de la vivienda, pero los resultados de los trabajos arqueológicos han dado un giro de 180 grados al planteamiento inicial.

En apenas 45 metros cuadrados que ocupa la zona trasera donde se ha realizado el estudio, han aflorado numerosas edificaciones de diferentes periodos históricos, como suele ser habitual en ciudades superpuestas como es el caso de Úbeda. Tras la retirada de los niveles superficiales, correspondientes al uso como patio a excepción de una gran pila-lavadero tallada en un bloque de arenisca, se constató la existencia del lienzo de muralla. En esta zona, entre la Puerta de Granada y la iglesia de San Lorenzo, las fuentes documentales indican la existencia de la Puerta de San Lorenzo, hipótesis con la que ha trabajado desde el primer momento el equipo de arqueólogos integrado por Cristóbal Pérez Bareas y Francisco Torres Torres.

Conforme avanzaron los trabajos de excavación «se constató la presencia de un pavimento empedrado, que se corresponde con una calle de unos dos metros de anchura, que hacia el interior de la muralla y siguiendo su trazado haría las funciones de camino de ronda». Tanto la muralla como esta calle estuvieron en uso en la Edad Moderna, perdiendo más tarde su funcionalidad y su carácter público cuando el espacio es ocupado por otras edificaciones vinculadas con un uso residencial, muy probablemente de carácter privado.


Así, se observa cómo se construyen espacios habitacionales con zócalos de mampostería con una orientación totalmente distinta a la dominante del recinto amurallado, cambiando la organización interna de esta manzana urbanística. Estas estancias, a las que se asocia un pozo ciego usado como vertedero de desechos de consumo doméstico, corresponden a una vivienda de los siglos XVII-XVIII, «como se desprende de los conjuntos cerámicos recuperados en los que están presentes fragmentos de ollas, cazuelas, platos y cuencos. Destacar que las piezas destinadas al consumo de alimentos, platos y cuencos, estaban vidriadas en color blanco y en el característico verde, que adquiere incluso reflejos metálicos».

Una vez que quedaron amortizadas todas estas construcciones, ya en el siglo XIX, y con la actual vivienda en pie, en la zona de patio se instalaron varias tinajas destinadas al apagado de la cal, ya que el blanqueo mediante el encalado de las viviendas era una tarea común e indispensable para el desinfectado, el mantenimiento y el buen aspecto de las mismas. Posteriormente se construyeron diferentes atarjeas para la evacuación de las aguas residuales de la vivienda, que seccionaron todas las construcciones precedentes (calle, muralla, etcétera) hasta conectar con la red de saneamiento de la calle Puerta de Granada.

Acceso a la ciudad

Un aspecto interesante de los trabajos realizados es el referente a la Puerta de San Lorenzo. Aunque se está elaborando la pertinente memoria de resultados por parte del equipo técnico, en la que se incluye un análisis paramental del muro de cierre del patio de la vivienda que contiene los restos de la muralla, «todo hace pensar que en este punto se localizaría el vano de la puerta de uno de los accesos a la ciudad desde la zona de huertas localizada en los desaparecidos barrios de San Juan Bautista y San Juan Evangelista».

En la propuesta de tratamiento del exterior de este cerramiento, «se quiere proceder a la consolidación y restauración de los sillares integrantes de la muralla, manteniendo el acabado en blanco del resto, que forma parte de la tapia del patio. Sin duda, no es aconsejable distorsionar la imagen del Bien de Interés Cultural (BIC) que es el recinto amurallado, manteniendo el aspecto y trazado original».

En cuanto al futuro de estos hallazgos, el compromiso con el patrimonio histórico y su puesta en valor por parte de la propiedad van a hacer posible la integración de estos restos arqueológicos en la vivienda. Para ello, se está trabajando en una propuesta de construcción de una cripta arqueológica donde los restos quedarán visibles y podrán ser visitables. Sin duda, un atractivo más para la visita de este emblemático barrio histórico de la ciudad, donde la cultura, el compromiso, la convivencia y las tradiciones fluyen por los cuatro costados.