En el siglo IV a. de C. griegos y púnicos se disputan el dominio del Mediterráneo. Un ejército cartaginés fracasa en su intento de conquistar Sicilia. Zumel, uno de los mercenarios iberos al servicio de Cartago, pierde a su jefe que es asesinado por uno de sus generales. Zumel ligado al difunto por la devotio ibérica, o juramento de honor, debe vengarlo o morir en el intento, pero ya es un héroe cansado que ha luchado sin fortuna en muchas guerras, y opta por regresar a su poblado para unirse a su antigua enamorada y envejecer pacíficamente en los paisajes de su juventud.
El poblado ha cambiado en su ausencia y el mundo que encuentra es muy distinto del que dejó. La mujer de la que está enamorado es la concubina del jefe Turrillo, el camarada de su juventud que insiste en contratarlo a su servicio para aprovechar su experiencia como guerrero. Zumel declina el generoso ofrecimiento y se obstina en ser lo que pretendía: un simple pastor, pero no puede olvidar a la mujer de la que sigue enamorado y por la que soporta las humillaciones de que lo hacen objeto los guerreros de Turrillo. Al final las circunstancias se confabulan para alterar sus proyectos y obligarlo a retomar las armas